
Desde el primer Canon de poesía (1020-249 a.C.) hasta el actual y tímido aliento innovador, pasando por los horrores de la Revolución Cultural encabezada por Mao Zedong, ``mediocre poeta académico'', de acuerdo con la apreciación de Octavio Paz, la poesía china ha realizado una larga marcha que reúne, dándole un valor semejante, lo canónico con lo marginal.
La historia de la poesía china es un eterno retorno a los orígenes: los ancestros, la naturaleza que lo abarca todo, las imágenes de un mundo idílico que sólo existe en la memoria colectiva: la tradición como fuente de juventud. Sin embargo, la tradición literaria china no es estática sino cambiante. Y si bien puede dividírsela en periodos determinados, su perspectiva siempre es vinculatoria y acumulativa. Su fijeza es una ilusión; sus mutaciones, imperceptibles. En la poesía china -mímesis de la familia extendida-, las voces del pasado se confunden a menudo con las del presente. Las diferentes corrientes estilísticas y temáticas siempre van más allá de los periodos dinásticos, pues a menudo esas corrientes se superponen a través del plagio que se vuelve tributo a los poetas del pasado y vigencia de la tradición. Esto crea la sensación de que el poema no sólo es chino, sino universal, aunque en realidad sus motivaciones hunden sus raíces en un acontecimiento y un tiempo concretos.
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